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Julieta Panebianco

Hoy publicamos esta nota en Miradas al Sur.

En lo personal fue lo más importante que escribí en el diario. Me duele la espalda.

Conozco a Julieta, de vista, hace mucho tiempo, no se cuánto. Trabajamos en el mismo lugar hace muchos años pero hasta hace pocos meses no habíamos cruzado palabras ni saludos. Un dia nos dimos cuenta que compartíamos historias en común con la dictadura y que habiamos ido al mismo colegio aunque en distinto turno. Trabajamos, como dije, en el mismo lugar pero empezamos a conocernos por mail.
Julieta lee este blog y le gusta (?!).


Hace unos 10 días me llamó al interno, me empezó a hablar de Mirta Legrand y yo no entendía nada. Una luz se prendió y relacioné Julio Panebianco con Julieta Panebianco. ¿Vos sos la sobrina nieta de Mirta Legrand?. "Sí", me dijo, "pero no le digas a nadie".

En el transcurso de esta semana mundialista que ahora termina nos conocimos bastante más. Julieta eligio el programa de H.I.J.O.S de FM la Tribu y a los hermanos Dios para hablar sobre las declaraciones de Mirtha Legrand. Cuidó mucho cada detalle, cada palabra, el tono. Tenía bien claro que tenía que hablar pero tiene aún mas claro que no quiere hacer de esto un espectáculo.

Nosotros estamos agradecidos que Julieta haya confiado en nosotros y muy contentos con el resultado.

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Te lo quiero decir, Diego


Lo quiero decir ahora, Diego, porque para esto que quiero decir ahora no importa el resultado con México, te juro que no, hay algo que pasó en estos días que para mi ya se escribió, ya se vibró y mañana la historia puede ser más feliz, más triste, con más o menos anécdotas, podemos ganar o podemos volver y lo que se diga hoy se tapará con polvo, pero yo lo quiero decir ahora, Diego, porque en 10 años voy a volver a este momento y a leer esto. Lo escribo sólo para mí, Diego, pero es por vos. Seguramente seas la persona más nombrada en el mundo, una de las más observadas, el Diego, que alguna vez te tuviste que esconder de vos mismo en alguna cueva oscura con tu alma desesperada. Hace unos días dijiste que Messi tenía que jugar contra Grecia porque la gente se merece verlo jugar, porque no se le puede privar al espectador del futbol universal la posibilidad de ver a Messi en un partido de mundial, y entonces sos popular, Diego, porque te ofreces a una multitud, porque es zarpado lo que representás y andás en una ruta emocional, regalando pasiones, locura y felicidad.


Y no hay que analizarte ni pensarte como se analiza o se piensa a la mayoría de las personas o de los hechos de esas personas. No sirven las estructuras de análisis, la lógica, o las ciencias sociales, ni siquiera el marketing, ni la buena o mala leche. Ese es un error común de los que tienen que decir algo. Es un error criticar como si fueras un funcionario o alumbrarte como si fueras un prócer revolucionario. No pasan por ahí las cosas con vos, Diego. Lo tuyo pasa por otro registro, que ni la mentalidad periodística ni ninguna otra mentalidad lo puede explicar. Yo tampoco, obvio. Por eso me basta con sentir, Diego. Con vivir. Es cierto, me gustan muchas cosas de las que hiciste últimamente, con el tatuaje del Che en el brazo, como bancar a Estela, irte temprano a Sudafrica, no jugar amistosos, abrazar a los jugadores, patear tiros libres al ángulo. Sí, pero hay un ángel que dejaste correr que no puede explicarse muy bien. Leo las notas que te hacen y me conmueven. Te veo en las conferencias de prensa y se para el mundo. Demostraste que sabés de táctica, de concentraciones, te profesionalizaste, de repente sos un técnico con todas las letras. Por eso no hay que insistir en argumentos truncados. Yo creo que siempre tuviste eso, pero lo mostrás cuando se te canta el culo. Sos un genio, te lo digo directamente, lo sabés todo en algún lugar de tu cuerpo, y cuando querés lo blanqueas y que los demás se enteren, ya lo sabés todo, quizás naciste sabiendo. Pero esa sabiduría va mezclada, encastrada, abrazada, con actos, palabras o hechos que en cualquier persona común las designarían como inmaduras. Pero no hay línea de maduración en vos, Diego, como la puede haber en un adolescente o joven cualquiera. Las cuentas de tu vida, como la de los genios de la historia mundial, no se miden con ningún método conocido. Por eso, sigamos hablando o escribiendo, no queda otra, pero al menos me dí cuenta que no hay lenguaje para describirte ni metodología para conocerte, Diego, y vos lo sabés, porque te hacés el normal para disimular y después sos genio otra vez y después un nene de diez. Simplemente te quiero decir que me di cuenta. Y agradecerte por poner tu genio al servicio de la alegría popular.

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Otra copa del mundo (VI)


Otra entrada en la maquiladora referida, por la colectora, a la copa del mundo en Sudáfrica. Menciono lo de la colectora porque lo que uno intenta es producir ficción, literatura, aunque sea dos buenos párrafos de una idea un poquito más extensa. Los partidos del mundial son una hermosa excusa para aflojar los dedos y ponerlos a teclear.

Ahora que la copa entró a su segunda fase, los partidos se jugarán pensando en el arco del rival. Especular y apostar a un planteo mezquino, puede costar un ojo de la cara.

Vamos, Diego.

OCULTO

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Otra copa del mundo (V)


Ahora sí. Estamos en octavos. Jugamos, tocamos y la metimos. Somos candidatos. La selección nacional genera confianza a partir del juego y los resultados. Se los ve bien, contentos, sólidos. Las tribunas parecen parte de nuestro fútbol, una cancha cualquiera. Veinte mil tipos están allá.
Nuestro técnico tiene mucho que ver con el estado de euforia que hoy terminamos de afianzar, claro, con esa contagiosa e irremplazable pasión que le pone a su trabajo. Cuando devuelve la pelota que cae en el banco con un taco, o salta atrás de los grandotes del grupo para abrazarlos en un gol, nos reímos, porque ningún ídolo popular ha mostrado tanto cariño. Gran parte de la prensa local le tiró con munición gruesa durante las eliminatorias. Ahora son puros elogios. Nadie se va a quedar afuera. Las ventas del celeste y el blanco crecen de manera escandalosa. La gente gana las calles. Se vienen días memorables.
La revista Noticias denuncia en tapa un pacto entre Kirchner y Maradona para llevar a la Argentina a lo más alto de la competencia que nos tiene a todos dados vuelta. Están desesperados.

Palermo, enorme. Su emoción conmueve. Nos representa un poquito a todos. Gracias, Diego.

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Hay que meterle bala


No tienen norte, no tienen salvación
hacé el trabajo y redimilos, por favor.
Que se mejoren allá en la eternidad...
(partiles el buñuelo y
quita mi pena así)

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La "guerra" contra la inseguridad

Estas son las consecuencias de creer que se trata de una guerra. Este es el saldo de un combate. Una policía sin política democrática es una policía que negocia con traficantes y tratantes, es una policía que va a perseguir siempre a los más debiles, porque son cobardes, porque son la mano represiva de una clase que quiere seguir dominando.

Nuestra
nota hoy en Miradas al Sur

OCULTO

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Otra copa del mundo (IV)


Las últimas diez entradas subidas al blog colectivo la maquiladora tienen que ver con la copa del mundo que se está jugando en Sudáfrica (en un pobre nivel, por lo menos hasta ahora, que las selecciones deben buscar la clasificación a los octavos de final en la última fecha de la primera fase). Hay de todo. Se hilvana el fútbol con la política, la historia, la sociología y situaciones de lo más cotidianas, escenarios propicios para trabajar desde la literatura.


OCULTO

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La tendencia nacional y popular


Los espacios, organizaciones y frentes afloran como hongos, muchachos. Nos toca vivir tiempos históricos, quizá irrepetibles. Hay que disfrutar, y seguir empujando, todos los días, con alegría y las convicciones a flor de piel.

OCULTO

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Otra copa del mundo (III)


Estela miró el entrenamiento desde un costado de una de las canchas del High Performance Center, donde concentra la selección de Maradona, en Pretoria, Sudáfrica. Parece que hacía tanto frío que el doctor Bilardo, atento y gentíl, le pasó un camperón Adidas de esos que vemos por la tevé y que en la calle, acá en Buenos Aires, debe valer setecientos pesos. Dicen que le quedó bastante bien la campera a Estela.

Cuando terminó la práctica, Maradona se acercó hasta el lateral donde estaba la señora candidateada al Nobel de la Paz junto a su organización, y que le tomó las dos manos. Parece que charlaron durante varios minutos, más que nada ella, que él nunca le soltó las manos frágiles y heladas, y que en un momento, ante alguna expresión de ella, el técnico de la selección le hizo una caricia en la piel arrugada y bien cuidada de su cara. Cuando llegó la hora de despedirse, parece que Maradona le entregó un banderín de la Asociación del Fútbol Argentino y que ella le dio un pin de las Abuelas, que él mismo se colgó de la campera.

Parece que Maradona le dijo que la bancaba a muerte, al igual que al resto de las compañeras, y que le agradeció con mucha sinceridad, y emoción, haberse acercado a saludarlo a él y a los muchachos. Ella le dijo que su selección generaba mucha esperanza, y le deseó toda la suerte del mundo en la copa. Él le volvió a tomar las manos, se las besó como muestra de afecto y respeto, y se fundieron en el abrazo que ilustra la imágen.

Parece que Maradona, antes de meterse en el vestuario para pegarse la ducha número doce mil de su carrera, miró a la tribuna donde estaba apostada la prensa nacional e internacional, y gritó: "Estela es una luchadora, todos tenemos que estar con ellas y los que no quieren estar es por que se hacen los giles".

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Los hermanos Villalba en Miradas al Sur


Fuimos a Moreno a conocer a fondo este caso.

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Otra copa del mundo (II)

Hoy empezó la copa del mundo. Hicimos fuerza por Sudáfrica y más tarde por Uruguay (aunque preferiríamos que fuesen menos mezquinos en el planteo de juego). Mañana debuta la selección de Mascherano y diez más.

La sensación térmica que se respira en la calle indica que para los octavos de final, miles y miles de personas, la noche anterior, cuando cierren los ojitos, van a estar un rato largo para poder conciliar el sueño.

Acá, una pequeña crónica de una mañana agitada, y memorable. La mañana del primer gol de Sudáfrica 2010.

OCULTO

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Otra copa del mundo (I)



Mientras Mauricio Macri intenta copiar la experiencia oficial de los festejos del Bicentenario, armando una feria con estilo europeo en la plaza San Martín, Retiro, para que la ciudadanía que trabaja por la zona mire los partidos del mundial bajo acartonadas banderas argentinas y carteles muticolor de las más diversas marcas nacionales y extranjeras, nosotros nos preparamos para el debut de la selección de Maradona en casa, junto a nuestros hijos, hermanos y amigos.

Diego fuma los habanos que le manda Fidel directamente desde la isla, mientras entrena a sus jugadores en la cancha auxiliar de la concentración que coparon en la Universidad de Pretoria. A modo de cierre, metió a medio equipo en un arco, y al resto les dijo que los re caguen a pelotazos desde afuera del área. Una vez que menguó el fusilamiento con pelotas adidas, los del arco agarraron las que les quedaron a mano, y contestaron. Una escena casi adolescente, por lo lúdico, y por las risas.

Mientras el dispositivo mediático se hace un festín con los internacionales barras argentinos que llegaron al continente africano, y más aún con los que volvieron deportados con caretas, remeras de sus clubes y ganas de matar algún periodista, nosotros, que hace un par de meses fuimos a Uruguay a bancar a Maradona por la avalancha de cuestionamientos que estaba recibiendo en el orden de lo político más que en lo técnico, estamos viviendo, con la misma ansiedad y alegría que la gran mayoría de los mortales, la previa de una nueva copa del mundo.

Las banderas, gorros, bufandas, carteles y escarapelas que ahora ganaron la calle, intuyo que se fueron colgando de los balcones, taxis y vidrieras, el mismo 25 de mayo, cuando quedaba claro que no daba quedarse afuera de la fiesta bicentenaria. Se nos viene encima el mundial y el celeste y blanco aprovechó para quedarse.

Lo dije a fines del 2009: Maradona nos saca campeón del mundo, gana Néstor en octubre del 2011 en primera vuelta, y el pueblo argentino tiene garantizado dos de sus años más felices (y no tuve en cuenta, en ese momento, los sucesos del Bicentenario, sin lugar a dudas, inolvidables).


Suerte, Diego.

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Seguridad Ciudadana


Arranca este Congreso. El miercoles estaré coordinando un panel muy interesante sobre el concepto de seguridad pública, la sensación de inseguridad y el rol de los medios. Van a estar Juan Pegoraro y Ana Clement.

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Las misceláneas (III) de haber estado ahí, en los festejos del Bicentenario

Martes 25 de mayo. 16.30 horas.
Faltan más de tres horas para que pase el fenomenal desfile del Bicentenario. No sabemos que nos espera pero en las veredas, de este lado de las vallas, en ambas manos de la Av. de Mayo, ya no hay lugar para acomodarse. Miles de personas bordean la tradicional avenida, tomando mate, con mochilas o bolsos colgados al hombro. Llegamos como podemos a Plaza de Mayo, y en el camino vemos que las familias vinieron enteras: la abuela, los nenes, la tía. El transporte público es gratuito, los subtes y los colectivos van llenos hasta el centro. Los trenes que vienen del conurbano están repletos y después nos enteraríamos que muchas familias no pudieron llegar al centro por haberle sido imposible subir a esos vagones durante todo el día.

Todavía hay luz diurna, pero las posibilidades de desplazarse por el centro se acortan. Cada vez más gente. Decidimos ir a tomar algo y caminar. Todo el centro es una gran peatonal. Ver la avenida Corrientes sin ningún auto y totalmente cubierta de gente que viene y va nos emociona y nos descoloca. Los bares hacen records en sus recaudaciones, pueden no trabajar por un par de meses.


Martes 25 de mayo. 18.45 horas.
Nos acercamos por San Martín hasta Av. de Mayo, es casi imposible avanzar. Quedamos apretados, como en la tribuna de River en cancha de Boca, a cuatro metros de la valla. Las petisas y los petisos no ven nada. En un momento se escuchan muchas voces y un empujón como avalancha: son como 40 actrices y actores, pintados, vestidos de época, que tienen que participar en el desfile y por la cantidad de gente que hay no encuentran lugar para acercarse a Plaza de Mayo. Gritan, en tono socarrón: “si no nos dejan pasar el show no va a empezar”. El Cabildo lo vemos de costado y después no vamos a poder interpretar ninguna imagen. Más tarde pasa Cristina y le gritamos algún elogio. Toda la comitiva comienza a caminar por avenida de Mayo hasta el palco. Bastante rato después comienza el desfile. Era el arranque y las carrozas o motivos no desplegaban todo su arte: lo iban a hacer frente al palco y a partir de ahí durante todo el recorrido.


Martes 25 de mayo. 20.25 horas.
Damos una vuelta y entramos por Esmeralda para ver nuevamente parte del desfile. La gente está amontonada frente a las vallas y sobre Esmeralda hombres, mujeres y niños se suben a lo que pueden. Creo ver a Bochini subido a un desnivel de un negocio, me acerco y es él, el ídolo de Independiente, haciendo esfuerzo con el cogote, como un pato, para poder ver lo mejor posible, apoyando el cuerpo en la pared para no caerse.




Martes 25 de mayo. 21.35 horas.
Nos acercamos a Belgrano y 9 de Julio. Ahí nos quedamos y esperamos el desfile. Queremos verlo entero, total. Tarda pero llega. Y el resultado es imponente. El asombro es total, como si hubieran aparecido extraterrestres. La gente aplaude todo con mucha alegría. Cuando pasa la representación de las madres de plaza de mayo el aplauso es con las manos arriba de la cabeza, cerrado, respetuoso, histórico.

Miércoles 26 de mayo. 00.02 horas.
Nos vamos. La ciudad está absolutamente tomada. Decenas de vendedores ambulantes, aros, pulseras, pañuelos, empanadas, sándwiches, gaseosa, cerveza. No hay orden legal pero hay orden popular. Suena Agarrate Catalina. Tenemos que caminar hasta Santa Fé y Pueyrredon para encontrar un taxi.
Al otro día la Policía Federal Argentina informa que durante los cuatro días pasaron 7.000.000 de personas y sólo hubo 26 detenidos por hurtos menores: un dato que nos dice mucho más que cualquier explicación sobre este fenómeno único que pudimos vivir, que nos hizo muy felices y que creemos irrepetible.(Riki)

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Miradas al Sur en la web


Saludamos que Miradas al Sur está estrenando página web.

El domingo pasado publicamos
esta nota.

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La batalla final


¿Alguien tiene alguna duda de que esta es la batalla final, la que decide la guerra?

La manera en que se resuelva esta batalla va a definir el ADN del relato de la historia política y de medios en la Argentina. Es tan definitorio que el poder mediático y sus políticos mercantilistas ya están disparando con lo que resta, con las reservas, con toda la miseria acumulada. Y nosotros tenemos que hacernos cargo también de esta batalla. Y no lo digo para hacerle el juego al gobierno (que por mi parte lo hago todos los días porque lo banco) ni de tirarle mierda a Clarín por el deshonroso desenlace de su historia. Se trata de algo más elevado en términos históricos. Porque tanto que lo mencionan gratuitamente, hay que decirlo, acá están en juego verdaderamente las instituciones de la democracia.

En esta batalla, 6, 7, 8 es una travesura con soldaditos de plomo al lado de los generales que pelean desde los grandes medios.

La
Ley 26.549 que prevé y regula el procedimiento que el viernes ordenó la Jueza Arroyo fue votada por todos los senadores menos uno. Es el resultado de años de lucha de Las Abuelas, es fruto de recomendaciones de organismos internacionales y es la salida a la pantanosa experiencia de muchos otros casos de chicos apropiados que debieron pasar años en la justicia para definir su identidad.

En las causas judiciales, si bien no son habituales, a estos procedimientos nunca se los suele tildar de vejatorios. Si el trámite lo hubieran hecho con los hijos de Pepito, el almacenero, está absolutamente claro que Carrió no hubiera llorado, que
La Nazión no hubiera sido tan pornográfica, ni Clarín-miente tan histérico.

Los legisladores votaron esa ley que admite ese procedimiento en diciembre de 2009. En el debate legislativo se discutió la posible colisión de derechos pero se llegó a un consenso de los representantes del pueblo que debería dar por terminada la discusión. Ningún juez hasta la fecha declaró inválida esa ley. A los jueces que no les gusta prefieren, en todo caso, hacerse los distraídos pero saben que no tienen el derecho (las instituciones) de su lado para declararla inconstitucional.

La jueza Arroyo cumplió la ley, tal cual se exige desde todos los medios y sin distinción a todos los jueces. Nadie se queja, ni los medios, ni los políticos, cuando la Policía Federal Argentina entra a las casas de los pobres a allanar, con orden judicial, y se roban sus pocas pertenencias, golpean a las mujeres y exceden la orden otorgada. Y ahí sí que se puede probar que el procedimiento es vejatorio. Soy testigo en mi trabajo de decenas de esos casos y son muy pocos a los que les interesa difundir eso. El caso de los hijos de Noble no fue vejatorio ni mucho menos. Fue un trámite normal a personas que por su poder no son normales. Se habló hasta de torturas, lo que muestra lo perverso del asunto.

Pero la víctima principal de todo esto es la construcción histórica que se viene haciendo, con lucha, del concepto Derechos Humanos, la víctima es el lenguaje, el concepto alcanzado. Que un Secretario de Derechos Humanos,
como el del gobierno de Macri, se queje del procedimiento públicamente da cuenta de dónde estamos parados. El tipo sabe que ese trámite es legal, sabe que los organismos internacionales de derechos humanos ya dijeron que el derecho a la identidad afecta a toda la sociedad y por ese motivo debe prevalecer sobre el derecho a la intimidad de una persona. Lo sabe bien. Sabe que la Argentina colocó con jerarquía constitucional los tratados de derechos humanos. Y que la Corte tiene dicho que las interpretaciones de los organismos internacionales sobre esos tratados deben ser asimilados para la interpretación de nuestros casos judiciales. Este hombre no puede estar en ese cargo y hacer esas declaraciones. Hasta este momento, los funcionarios que ocuparon el área de derechos humanos en el gobierno Pro, si bien con grandes diferencias ideológicas, mantuvieron relaciones con los organismos; estaban, a su manera, comprometidos con la historia y con el concepto. Este hombre pasó el límite. Y esto habla de la intensidad y del valor de esta batalla.

El gobierno no salió a decir nada fuerte por estos días, lo que me parece razonable a los efectos de no colocar este tema como una pelea con Clarín. Ya dijo mucho en los últimos tiempos.

Pero hay otros que no tienen justificación. Es una pelea por el derecho, por nuestra democracia. El que no la ve ahora se la pierde. No sirve verla después. Hay un partido político que dice tener un proyecto en el sur. Quiero decirles que “el silencio es salud” es una frase que usaban los milicos. No pueden callarse en este momento. La historia los va a juzgar como cobardes, oportunistas y carentes de convicciones. Decir algo hoy a favor de las Abuelas, apoyando a la jueza en su rol, es imprescindible. Creer que decir algo sería favorecer al gobierno es una reflexión tan miserable que nada tiene de reflexión sino de irresponsabilidad, ingenuidad y complicidad con la impunidad en nuestro país.

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Las misceláneas (II) de haber estado ahí, en los festejos del Bicentenario



Lunes 24 de mayo. 20.00 horas, Riobamba y Sarmiento.
Nos bajamos del coche y enfilamos por Sarmiento hacia el Paseo del Bicentenario. A medida que avanzábamos se iba estrechando el lugar para caminar por la vereda. Seguimos por el medio de la calle. Ya no circulaban coches y siete de cada diez personas llevaban una bandera, gorro, escarapela o remera de la selección Argentina. Santino, arriba de mis hombros (una de las satisfacciones más hermosas para un padre es hacerle caballito a su hijo), hacía flamear la nuestra (durante todo el fin de semana la tuvo pegada a él, como un objeto fetiche, y en casa la estiraba en la cama). Cientos de personas pegaban la vuelta y otras tantas encaraban para la 9 de Julio.

Había tanta gente que se hacía complicado llegar hasta un lugar del que se viera, más o menos de frente, el escenario principal. Quizá por la maña que deja haber ido mucho a la cancha, a recitales y manifestaciones populares, logramos hacernos paso. Una vez adentro, cuerpo a cuerpo con la gente, me acordé del comentario de hacía dos días atrás: las clases medias. Ahora el panorama había cambiado de manera rotunda. ¿Convocaban más el Chaqueño Palavecio y la Sole que Pablo Milanes y Jaime Ross? La gente, después de cuarenta y ocho horas de ver por la tele a la gente recorriendo carpas, sacando fotos, aplaudiendo desfiles de nuestras provincias e identidades, haciendo pogo y agitando banderas, ¿había decidido venir, formar parte, y pertenecer? Puede ser. Ya no importaba. Era una fiesta. Y la heterogeneidad social, plena.

- Parate en mis hombros y decime cuanta gente hay, Santi.
- No.
- Dale, cabezón.
Hizo dos piruetas y sentí sus pies sobre mis hombros.
- Miles de personas, pá.
- ¿Más que en la cancha de River?
- Muchíiiisimos más.

Delirábamos con las chacareras del Chaqueño. Sapucais, palmas y saltos en el lugar. No había espacio para que las parejas bailen. Al lado nuestro, un hombre flaco y canoso, de unos cincuenta años, agarraba por los hombros a su señora. Venía de lejos o vivía en un hotel de Constitución. Sabía las letras de las canciones y sonreía con ganas. "Vamos Argentina", gritaba.
Sonaba el último y estirado acorde de una chacarera doble, en medio del griterio y las banderas agitándose con excitación en dirección al cielo, el maestro acercó la boca al oido de su mujer, y le dijo (a ella y a todos los que estábamos a su alrededor):
- Ma que Colón ni Colón. Acá está la fiesta.

Lunes 24 de mayo. A metros del Obelisco, 22.00 horas.
Carla y Emiliano, maestra de grado y profe de gimnasia de Santino respectivamente, miraban azorados la marea de gente que iba y venía frente a sus ojos. Una fina cortina de agua caía desde el cielo encapotado. Tenían cara de no saber para dónde encarar. Estaban agarrados de la mano.
- Mirá quien está ahí, pichón.
Nos vieron y se soltaron las manos. Santino la abrazó con ganas. Después a Emiliano.
- ¿Todo bien?
- Bárbaro.
- Qué locura, ¿no?
- No se puede creer.
Durante la semana habían trabajado en clase el Bicentenario, y así, por lo menos para él, se cerraba el círculo. Ya no eran sólo sus papas los que le ponían el cuerpo a los festejos.

Lunes 24 de mayo. Corrientes y Uruguay. 22.15 horas.
- Tengo hambre.
- Vamos a comer algo por casa.
- No. Quiero acá.
- Mirá lo que es esto, Santi.

Pizzerías, parrillas, bares, fondas, Mc Donalds y todas las confiterías, reventaban de gente. Cola de treinta personas para entrar a cualquiera de los boliches. Los mozos corrían dentro del otro lado de los ventanales como si fuese la última vez. La avenida Corrientes estaba tomada por la gente y varios artistas populares cantaban sobre el asfalto, con enormes círculos de gente a su alrededor. También había artesanos con los paños tirados en el suelo. Un hombre con la camiseta de Maradona hacía juego con una número 5 y levantaba aplausos. Al que vendía mani no le alcanzaban las dos manos para atender a todos los que rodeaban su carrito. Dos caniches abrigados con lana celeste y blanca ladraban y pegaban saltos de un metro de altura mientras el dueño, por el celular pegado a la oreja, decía "no sabés lo que es ésto".

Por la esquina apareció una banda de pibes embanderada hasta los pies, cantando el "Vamos vamos Argentina". Se plantaron en la esquina unos segundos. Un par se subieron al techo de un kiosco de diarios. Al minuto, la esquina entera cantaba esa canción sin fecha de vencimiento. Una señora, en el quinto piso de un viejo edificio, acompañaba con una corneta. Cuando vio que éramos muchos los que la mirábamos, abrió de par en par las persianas, y estiró los brazos hacia lo alto, como Perón.

Al otro día, festejo central del Bicentenario, el pueblo podría utilizar los medios de transporte públicos de manera gratuita, y desde bien temprano reventaría los andenes, pasillos y salidas de Constitución, Retiro y Once, para vivir en carne propia, la fiesta inolvidable.

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Manu y Santino Dios

Manu y Santino Dios