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Pernías: El hombre de bien



Pernías habla tranquilo, así es la condición humana, ¿no?


Había que interrogarlos reforzadamente porque los Montos estaban en clandestinidad y era muy dificil obtener datos de ellos.

Pero lo hacían lo más humanamente posible, eran "hombres de bien".
Cuando violaban a las mujeres también eran hombres de bien. Cuando se quedaban con los hijos de los militantes también.

Los hombres de bien en Argentina abrazan a sus nietos, le pagan en fecha a la mucama y realizan interrogatorios reforzados.

Los hombres de bien quieren un país justo pero les molesta la justicia. A los hombres de bien los perjudica el paso del tiempo porque la gente habla, cuenta cosas.

Los hombres de bien compraron Papel Prensa en una noche nublada y sin luna y ahora cuando hay tanto sol... los hombres de bien usan el dinero que es bienhabido, que lo hicieron trabajando, para
pagar solicitadas a nombre de otro hombre de bien que le fue mal en la vida.

Pernías, el hombre de bien,
declaró ayer en el jucio ESMA. Una colega, Victoria Russo, trabaja para la Secretaría de Medios de Presidencia y concurre a todas las audiencias de este juicio para subirlas a la web de prensa de Presidencia. Nos gusta como describe y escribe las audiencias. Nos gusta que además de promover los juicios, sea política de Estado escribirlos. Sería ideal, claro, que se haga con todos los juicios pero por ahora tenemos esto, y hay que difundirlo.Y hay que trabajar para ir por más.

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Cris, Cris, Cristina


Tengo ancho el corazón político.

Se está adelantando la historia. Y hay que disfrutarlo en el presente. Como una revelación familiar, no es lo mismo conocer algunos secretos de tu vieja cuando tenés 20 que cuando tenés 60. Crecés diferente. Lo mismo con nuestra sociedad. Muchos de nosotros quizás ya lo sabíamos. Pero muchos otros no. Y especialmente por nuestros hijos, que van a crecer con la discusión planteada, con la historia adelantada. Lejos de la dictadura y del neoliberalismo más crudo. Ahí el triunfo histórico. El kirchnerismo te da y te deja, te muestra la parte quemada de la tortilla, la boca sin algunos dientes, la mancha en la camisa. Te gusta o no te gusta, pero no te podés hacer el distraido. Más de una hora por cadena nacional relatando un cuento de terror desde el atril de la jefa de Estado. Más entretenido que cualquier serie de la TV, más profundo que cualquier documental, más información que mil noticieros.


Sacarle el disfraz a uno es el paso necesario para sacarle el disfraz a todos. Empezaron las prendas. A sacarse la ropa. Ante la crudeza de la desnudez te podés avergonzar o te podés erotizar.

El kirchernismo revela sin rebelarse. Ese es su stencil.

Y el pan vuelve a ser pan: levadura, agua, aceite y harina.

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A llorarle a Bergoglio


Victor Hugo es la palabra autorizada para pegarle -sin asco- al grupo Clarín. Acostumbrados a llevarse puestas todas las barreras, ayer chocharon de frente con las normativas del Ministerio de Comunicaciones. El uruguayo pone los puntos sobre las íes, y en el mismo estudio de la radio Continental que hasta hacía unos minutos usaba la corporativista Magdalena para replicar las palabras del doctor Duhalde.

Mientras que Morales y Sanz -UCR traidora y cipaya- denuncian que Futbol para Todos es un escándalo presupuestario, y Proyecto Sur vota junto al grupo Ahhhhh -el perro Vertbisky maneja una de las prosas más picantes del periodismo argentino-, por el 82 % móvil, y Macri defiende a Fibertel, el gobierno aplica las normas vigentes.

La oposición política de nuestro país perdió hasta la verguenza. Sólo buscan el tobillo de la presidenta, hacerla caer, y después de reventarle la cabeza a fierrazos, usurpar la Casa Rosada. No importa la gobernabilidad, ni el futuro económico y social de nuestro pís.

El robo del siglo es el que viene cometiendo Clarín hace más de quince años, dijo hoy -y dice todos los días- Victor Hugo. Claro que sí, Uruguayo.

Adjuntamos comunicado de la Secretaría de Comunicaciones.

Caducidad de la licencia de Fibertel.

Hoy, la Secretaría de Comunicaciones, declaró la caducidad de la licencia que había sido otorgada a la Empresa Fibertel SA en el año 2003.

Fibertel era Licenciataria de Servicios de Telecomunicaciones y de los Registros de Servicios de Transmisión de Datos en el ámbito nacional entre otros servicios.



La sanción nace porque dejó de existir la sociedad titular de la licencia porque, la empresa Fibertel unilateralmente se disolvió y fue absorbida por la empresa Cablevisión SA.

La disolución de Fibertel ocurrió el 15 de enero de 2009 y a partir de allí, Cablevisión ha venido utilizando, por decisión propia, una licencia que no le pertenece.

Es importante aclarar que, nuestro sistema legal, prohíbe las transferencias automáticas de las licencias y registros de servicios de telecomunicaciones.

Fibertel, para el Estado Argentino no es una marca. Era una sociedad anónima, titular de una licencia. Una persona jurídica que no podía transferir sus derechos a otra persona jurídica.

Para resguardar los intereses de los actuales usuarios que pagan su servicio de Internet a Cablevisión – sobre la licencia caduca de FIBERTEL - se otorgó un plazo de 90 días a los efectos que ejerzan la libre elección de su nuevo proveedor del servicio.

De esta manera el Estado Nacional, garantiza la competencia en la prestación del servicio de Internet y protege a los usuarios y consumidores contra los monopolios.

Es de destacar que, existen en el mercado, más de 200 proveedores inscriptos y en condiciones de ofrecer un servicio confiable, de calidad, con la velocidad adecuada y un desarrollo tecnológico compatible con las necesidades de la comunicación moderna.

Para asegurar el ejercicio de sus derechos, los usuarios pueden consultar las 24 horas en web site de la Comisión Nacional de Comunicaciones, www.cnc.gov.ar o el servicio de asesoramiento gratuito de la CNC 0800 - 333-3344 de lunes a viernes en el horario de 8 a 18 horas.

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La nieve no tapa la impunidad



Agustín, un amigo compañero, está acompañando y militando la causa Bariloche desde el primer día. Viajó dos veces. Nosotros tuvimos el privilegio de escribir sobre el tema en Miradas dos notas. Y seguimos y vamos a seguir el tema. A dos meses del asesinato de Diego, Sergio y Nino, con orgullo presentamos este texto de Agustín Cetrangolo, escrito apenas bajado del micro, hoy a la tarde, todavía con la nariz fría de la nieve barilochense.

17 de Agosto. Un día Sanmartiniano se podría decir. De cruce de los andes. Con la nieve como telón de fondo y el frío por doquier. Salvo en aquellos que vienen marchando, pues en sus corazones ya no queda lugar ni para el frío.
Hay dolor. Por Diego, por Sergio, por Nino y por todos a los que el terror ya no va a salírseles del cuerpo. Los torturados, los amenazados, los que olieron lacrimógeno temiendo por sus vidas. Los que temen hoy, por denunciar, por callar.

Pero existe algo en ellos que los lleva a caminar bajo la lluvia primero, bajo la nieve al final. Ante el frío que rodea, las miradas atónitas del buen vecino, del turista, el mal humor del circulante.



La familia, los amigos, las organizaciones se abren paso ante la mirada perdida o desafiante del resto. Los pibes. Muchos pibes. No acompañan, son actores principales.

Dos meses pasaron de esas dos jornadas de locura y el número tiende a disminuir con el tiempo. Ya no sale en las primeras planas de los diarios. Ya no convoca como antes.

Son tan solo cien personas pero llevan en su frente la altura de miles de otros. De los que no están, de los que luchan, de las locas que siguen dando vuelta a la plaza y de los que día a día salen a jugársela por otro destino mejor. Hay algo que los mueve sí, bajo la lluvia y por sobre la insensibilidad del entorno. Los obliga a caminar y a volver una y otra vez a empezar el mismo circuito.

A nadie en este mundo se le puede privar del deseo de justicia y como la llama está encendida, hay promesas de muchas otras marchas.

La causa judicial avanza por buena ruta. Viene con envión pero ha disminuido en su velocidad. No es complejo entender. Es tal el desastre que al fiscal no le cuesta nada encontrar elementos de prueba. Aparecen hasta debajo de las piedras. Pero al juez las cosas no se le están presentando de igual forma. Entre el embate de la corporación que casi consigue excusarlo a la fuerza y el escaso personal con el que cuenta, no existe manera de poder estar al mismo ritmo que el representante del poder fiscal. Ya conocemos lo que es un embudo. El jurídico tiene las mismas consecuencias.

Salvedad que en este caso, tanto el juez como el fiscal tienen un respaldo inquebrantable. Cuentan con la confianza y las esperanza de aquellos que marchan. Los que no pueden olvidar. Ni a sus seres queridos. Ni a sus verdugos. Esa fe depositada, es si dudas tener viento a favor.

Va a ser largo el camino, cargado de espinas, pero al final será justicia.

Eso exigen los que siguen marchando. Empapados hasta la médula pero cada vez más calientes. Porque es la justicia su última arma. Pues ya nadie va a renunciar por cuenta propia, por culpa. Nadie gritará a los cuatro vientos patagónicos Yo soy el responsable. Porque Diego tiene a su asesino identificado y procesado pero a los que apretaron el gatillo que destruyó las vidas de las familias cárdenas y carrasco nadie los puede encontrar. Es el pacto de silencio el que mantiene uniforme el cuerpo. Si cae uno, caen todos. Entonces hay poca esperanza de atrapar a los autores materiales. Aunque brilla la luz en el fondo del abismo, esa que arderá el día que se prueben las responsabilidades políticas.

Y en esa va la marcha, zurdos y bombos al trote. Alguien alcanza un megáfono y la estrofa empieza a tomar forma. Hoy que está de moda la cuestión del federalismo. Quizás la canción mas federal de la historia. Por lo menos de la reciente. La que se canta allí donde el estado mata y encubre. Donde existe alguien que con dignidad empuña justicia. “Como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”. No es un aviso ni una amenaza. Es un camino hecho a huella. Nos marca de donde venimos, a donde vamos. Nos muestra a las claras cuantas almas surcaron esos pasos. Nos guía y nos protege. De aquellos que divagan justificando la violencia estatal contra la delincuencia. Los “mano dura” y los “cara dura” también. Nos cuida de los que dilatan, operan y entorpecen sembrando impunidad. De los que no sólo no van a asumir su responsabilidad sino que harán todo lo que esté a su alcance para que nadie pueda hallarla. A donde vayan los iremos a buscar.

Amanece el 18 en San Carlos de Bariloche y la nieve ha tapado todo. Parece una ciudad nueva, limpia. Las reservas hoteleras estallan y los emprendimientos crecen proporcionalmente a lo que crecen las ganancias. En el Alto la línea de pobreza sigue siendo inalcanzable, mientras tanto las fuerzas del orden siguen deB.O.R.A.ndo jóvenes. Los funcionarios ocupados en que no se caiga la imagen, ni de ellos, ni del Bariloche que les da de comer. Los buscadores de fenómenos apuntando sus cámaras hacia nuevos horizontes marketineros. Los tibios, como es costumbre, deambulando sin mirar al lado. No vaya a ser que algo o alguien los angustie y tengan que correr asustados a sus casas a saciar la cuota de violencia por TV.

Como todos los años el sol terminará por derretir la nieve. Desde los picos mas codiciados de la tierra bajará el agua barriendo toda la mugre que encuentre en su camino. La naturaleza seguirá su marcha y la marcha traerá nueva vida, nuevas esperanzas. La nieve puede tapar todo pero no la impunidad. Hay sed de justicia en Bariloche y como el agua de deshielo correrá una y otra vez hasta calar en la roca dejando una huella imposible de borrar. Será justicia.

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Ex Federales de la Metro

Entrevista en Tiempo Argentino, sobre la Metroplitana, aca.

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Punteo del viaje a Catamarca (I)

El paseo por los Túneles de Perón nos marcó de distintas maneras. A los adultos nos dejó una huella en relación a lo político y a lo histórico. Para los nenes, en cambio, esa tarde soleada quedó asociada a un miedo animal.


Para llegar al paseo hicimos treinta y cinco kilómetros hasta La Merced, un pueblo humilde y silencioso, al pie de los cerros. Compramos pan casero en un almacén atendido por dos chicas adolescentes que saludaban a los clientes por su nombre. Les preguntamos por los túneles, nos dieron las indicaciones y nos desearon suerte. Manejamos en subida por una quebrada, con el cerro pegado a la oreja a nuestra derecha, y un valle inmenso, seco y áspero, con una cadena montañosa recortando el cielo azul del fondo, a la izquierda. Salimos a un camino de tierra –siempre con la sensación de estar perdidos- y a los pocos minutos agarramos la ruta –de una mano, con la vegetación hasta la altura del techo del auto-, que hasta hacía algunos años se usaba para ir y venir a Tucumán. Un cartel pintado a mano nos devolvió la tranquilidad: “Túneles”. A unos doscientos metros, un hombre parco y de pocas palabras nos abrió la tranquera. Dentro del predio, agreste y desolado, había dos casas, una a cada lado del camino marcado por el paso de los autos, y un puñado de mesas y asientos de cemento esparcidos bajo la sombra de los árboles. Recorrimos unos metros y estacionamos debajo de un árbol. De ahí se veía la boca negra del túnel. Había gallinas y pollos picoteando el césped. Dos perros con las costillas marcadas se acercaron moviendo la cola.

Cuando salimos del túnel, helados por la oscuridad húmeda que nos abrazó en su interior, sacamos el almuerzo del baúl del coche. “Vamos a comer, chicos”. Buscábamos un lugar con sol. Saltamos una angosta vertiente de agua que bajaba de la montaña y fuimos hasta la parrilla, en un claro verde, rodeado de vegetación. Estiramos un mantel sobre la mesa y esparcimos la comida de habíamos llevado en una canasta: pollo, tomate y lechuga, pan, aderezos y dos botellas de jugo.

Comíamos en silencio, cada uno atragantado con su sándwich, cuando un ruido pesado y seco que venía desde los matorrales de la pendiente, nos cortó la respiración: un chancho de sesenta kilos, pelo duro, piel rosada, patas anchas, y una arandela de acero en el hocico -de la que colgaba una cadena-, se dirigía con decisión hacia nosotros. Los ojos y el movimiento frenético del hocico, delataban hambre. Los nenes tiraron el sándwich sobre la mesa y se abrazaron a nuestras piernas. María Martha (nuestra tía) se cargó en los brazos a su nena (Lara). El animal bufaba, y resoplaba el aire frío. Se puso en dos patas y se devoró los dos sándwiches. Urbanos y desconfiados, le chumbamos para que se aleje. Nada. De nuevo. Menos todavía. Metimos las cosas en la canasta y bajamos al trote hasta el camino. Volvimos a saltar el hilo de agua, y con las gallinas y los perros alborotados, todos juntos, como en una procesión, fuimos hasta un llano de paja seca que hacía de canchita de fútbol, con dos arcos de madera en los extremos.

Los chanchos –había dos; el otro era más chiquito y no tan intimidante-, venían atrás. Los nenes pedían soluciones a los gritos. “No hace nada, chicos. Tranquilícense”. María Martha le pegó un par de gritos al casero, pero nunca apareció -ni él, ni nadie-. “¡Echálo, papá!”. “No hace nada, chabón, quedate tranquilo”.
A los pocos minutos, desesperanzado, el bicho se tiró al sol. Los adultos comimos. Manuel –el más grande de los primos- no quiso el sándwich: “se me fue el hambre”. Santino, después de mirarlo fijo, bancó la parada: “a mi también”.

Al rato jugamos al fútbol en la canchita con la Jabulani (la pelota del mundial), el más celoso de los objetos que cargamos en el auto cada vez que salimos de viaje los cuatro varones. Cuando el remate salía desviado, terminaba en la vertiente, que a esa altura era un arroyito de agua fresca y helada. Había que embarrarse los pies para recuperarla entre los pastizales. Quedamos en remera porque el sol picaba. Le pusimos ganas al juego. Relatamos las jugadas. Transpiramos. Tiramos paredes y metimos centros a la olla. El arquero volaba. Festejamos los goles besándonos los brazos, mirando hacia el cielo azul.

Las chicas se habían ido a pastorear. Los perros habían ligado pollo y ahora dormían satisfechos al sol.

Los únicos testigos de las proezas futbolísticas de los cuatro varones fueron las gallinas, que picoteaban los restos de pan.

El chancho salvaje, a partir de ese día, pasó a ser el “chochán". Dar vuelta las palabras, lunfardear el castellano, argentinizarlo, es otro de los canales que tenemos para conectar con nuestros hijos, esos dos nenes de once y seis años que algún día -quizá- retomen -y re simbolicen- el relato.

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El peor jefe de gobierno de la historia


La Tendencia Nacional y Popular convoca a un festival popular con radio abierta e intervenciones artísticas en las puertas de la Legislatura portena, el jueves 12 de agosto, día que se realizará la sesión que podría definir la creación de una comisión investigadora sobre el caso de las escuchas telefónicas.
OCULTO

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Miradas al Sur: La Pampa enjuicia a sus represores


Nota escrita para el Miradas al Sur de hoy domingo 8 de agosto de 2010. Ya lo dijimos: los juicios afloran como hongos en el pasto húmedo. Las políticas de Estado avanzan, y hacen historia.

OCULTO

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Policía nueva: policía vieja


La nueva policía de Macri sólo tiene nuevos los uniformes y los autos: casi todos sus integrantes vienen de la nunca democratizada Policía Federal Argentina y los jefes con cargos importados (Comisionados) aprendieron todo en la Federal de los 70. Ayer se público el Informe sobre la revisión de legajos que se hizo en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.

Varios de ellos cargan antecedentes complicadísimos y, como bien lo sabe Mauricio, no sirven ni para espiar.
Como si fuera poco, a los ingresantes que vienen libres y sin comisarias encima les espera un novedoso código de conducta.

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Manu y Santino Dios

Manu y Santino Dios