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Los padres y las madres


Por un rato pienso que la generación más golpeada es la de nuestros viejos. Nuestros padres y nuestras madres. Perdieron una guerra y sólo en formato de sueño, de deseo, podían imaginar una reivindicación gubernamental de sus luchas. Pensaban a fines de los 90 que debían pasar veinte o treinta años, por lo menos, para que se levantara un gobierno peronista y setentoso. Y ellos lo hubieran podido ver, con suerte, en un sillón de jubilados. Pero no, llegó mucho antes, fueron convocados, fueron funcionarios o militantes o acompañantes o simpatizantes, volvieron a vivir con acción, como a ellos les gusta vivir; en actos, transpirados, en viajes, en roscas, en movimiento. Y ahí, en esa ola que subía y bajaba, el líder murió antes que ellos y mucho antes que el proyecto. Otra vez sopa. Tenían la esperanza de, ahora sí, morir antes que sus hermanos o sus hijos. Pero no. Se escribe en mayúscula y en negrita el destino trágico del peronismo de izquierda.

Por otro rato pienso que la generación más conmovida es la nuestra, y la que nos sigue: los jóvenes. Una mayoría absoluta de la gente que hace fila para saludar al compañero Néstor Kirchner es joven. La movilización popular, otra vez, se sostiene en los jóvenes.

Después de saludar a Néstor y Cristina, salimos de la casa rosada y nos quedamos mirando las flores desparramadas de la entrada; llorando como un bebé pero abrazado al amor que reventaba la plaza y el salón de los patriotas, me vino a la cabeza un razonamiento, o -mejor dicho- un sentimiento: la vida de la lucha política de los últimos años en Argentina tuvo un lugar especial para las madres y poco lugar para los padres. Me refiero a la resistencia, a lo que queda. Son ellas las que persisten para terminar lo que otros empezaron.

Y a nosotros ayer se nos murió un padre. Otro más. Por eso las calles explotan de jóvenes.

Y ahí está Cristina, la madre, para seguir, para resistir. A las dos primeras personas que abrazó públicamente nuestra presidenta fueron a Estela y a Hebe. Cristina y Néstor siempre supieron muy bien manejar los gestos, el peronismo sabe de eso. Primero a las madres, loco. Porque muerto el padre, ahora Cristina tiene que criar sola a todos sus hijos que tanto la aman.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Queridos hijos,
Sólo una palabra para este conmevedor relato, no creo equivocarme si digo que frente a esta maravillosa manifestación, que no sin dolor, me da esta licencia para decir:
VOLVIMOS!!!
GRACIAS NESTOR!!
por darle a la juventud la oprortunidad de creer y luchar porque un mundo mejor es posible.

norma dijo...

Que pedazo de hermanos que son y eso es decir mucho mas que muchísimo
Que buenas gentes, que lindas gente!
Hechos de buena madera, de la mejor.
Que foto del alma, que momento eterno verlos en esa plaza del dolor cantando, llorando, abrazando saludando.
Uno cargaba un paraguas gigante con los colores del cielo, el otro le puso la espalda para poder colgarlo en la reja mas alta de la valla, quizás la vió Cristina.
También agitaba una remera negra.
Uno con el otro, tan juntos y recuperando ausencias
Duelando este duelo compartido, ahora sí, juntos.
Que pedazo de vinculo han sabido construir.Eso se construye con amor
Nestor así lo hizo con los jóvenes que lo aman.

achachila dijo...

Hermosas palabras Ri, con mucho amor, como vimos en la plaza todos estos días.
El peronismo otra vez salió a la calle, el pueblo sabe cuando se tiene que movilizar. Nestor lo merecía y Cristina también, el pueblo dio su veredicto, esperemos que no tenga que tronar el escarmiento.
Abrazo

Manu y Santino Dios

Manu y Santino Dios