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la plaza nuestra

turistas de todo el planeta
pasean su tiempo libre
por la mítica plaza de mayo
sin detenerse a reflexionar
ni por un instante
la tumultosa historia
que allí se desparramó;

ni las patas en la fuente
ni los discursos del líder, y su mujer
ni el cobarde bombardeo de la aviación
ni la proscripción del líder
ni la vuelta del líder
ni la disputa por el reconocimiento del líder
ni la salida de la plaza por el espaldarazo del líder
ni los tanques del 24 de Marzo
ni la irrupción de las Madres
ni los gases contra los Gremios
ni las Marchas de la Resistencia
ni las plazas por Malvinas
ni la recuperación de la Democracia
ni los festejos por la copa del 86
ni la promesa de que la casa estaba en orden
ni la otra que vaticinaba una revolución productiva
ni los muertos del 20 de Diciembre
ni la asunción de Néstor
ni la patriada de Luis D'Elia el 25 de marzo del 2008
ni las plazas para defender el Modelo
ni los festejos del Bicentenario
ni las plazas celebratorias de la Década Ganada;

no tienen por qué involucrarse con tanta virulencia, claro
tan despreocupados van y vienen con sus cámaras
y la ropa de colores vivos;
dónde dice, acaso, que uno debe asimilar
como si se tratase de una bocanada de aire
las victorias y derrotas de los pueblos que luchan o se resignan
cada vez que pisamos una plaza
de una Nación cualquiera;

yo sólo quisiera estrecharles la mano
sentir la rugosidad de su piel extranjera
adivinarles bondad en sus ojos claros
y decirle ey, señor,
si usted supiera
lo que nos costó poner aquella noble y monumental escarapela
en la puerta grande de la Casa Rosada,
pero vaya nomás
y recuerde por favor que nuestro cielo es peronista
que la patria ahora es el otro, que no se negocia
y que la plaza es nuestra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No es nada menos que la Historia.
Cada nación con la suya a cuestas.
Cada suelo tiene la propia y ninguna conquista fue sin lucha.
Bienvenidos los ciudadanos del mundo que quieran pisar la nuestra.
Y el que no sabe,pues decirle lo que tu cuentas.

Manu y Santino Dios

Manu y Santino Dios